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Dimensiones del desarrollo en la edad temprana y sus manifestaciones en el recién nacido (página 2)



Partes: 1, 2

El nacimiento del niño marca la
manifestación de la actividad refleja primaria, la que
paulatinamente se va transformando en actividad motora voluntaria
rudimentaria, aproximadamente pasado el primer trimestre de
vida.

Entre las primeras manifestaciones del recién nacido se
halla el influjo de su actividad refleja primaria, la que deviene
en importante predictor del desarrollo,
máxime cuando el agente que interviene en el desarrollo
del niño(a), tiene conocimiento
de lo que puede considerarse atípico en cada momento. Es
significativo, al respecto, la plena consideración de las
manifestaciones individuales del pequeño.

Los primeros tres meses de vida del niño(a), devienen
en el primer contacto adaptativo del menor con el medio que le
rodea. Este hecho significa el paso de la actividad refleja
primaria a la motilidad voluntaria, en la que se produce la
primera aproximación a la socialización, al reconocimiento del mundo
externo.

Se hace indispensable, por tanto, que las personas que tienen
que ver con el desarrollo del niño(a), posean dominio de las
especificidades que se dan durante los primeros meses, en tanto
constituyen el primer momento social del pequeño, hecho
que marca la transformación de la vida biológica
del feto en la
vida social del niño(a), dado el predominio del
intercambio y la
comunicación afectiva.

El mayor número de afecciones severamente
discapacitantes se expresan de forma clínica en esta
etapa, lo cual no significa que se puedan sacar conclusiones
definitivas, pero sí permite el inicio de una estimulación temprana dirigida a modificar
favorablemente el pronóstico, si se ofrecen recursos al
niño para la adquisición de los aprendizajes. La
existencia de afectaciones en los menores generalmente
está signada por elementos reveladores que exigen de una
profunda y continua vigilancia por el adulto, tal es el caso de
su actividad refleja.

Es importante que los padres conozcan no solamente el comportamiento
del niño(a) una vez nacido, sino incluso de su desarrollo
prenatal para que se acentúe el carácter preventivo de las acciones y se
actúe a favor de una estimulación consciente y
efectiva. Entre otros aspectos es importante el
conocimiento sobre las etapas de desarrollo prenatal.

Desde la propia concepción cada individuo es
afectado por la influencia de factores hereditarios y
ambientales, las cuales afectan de forma más  o menos
directa durante el período prenatal. Este período
se da a partir de instrucciones genéticas 
comprendidas desde la célula
hasta organismos de mayor complejidad.

El cerebro como
órgano más especial  y complicado del ser
humano, está constituido fundamentalmente por millones de
células
llamadas neuronas, cada una de estas células consta de un
cuerpo celular o soma, un axón o cilindro (eje transmisor)
y un conjunto de ramificaciones llamadas dendritas cuya función es
receptora.

Las células nerviosas tienen incontables posibilidades
de relación entre unas y otras a través de comunicaciones
llamadas sinapsis. Mientras más estímulos recibe el
recién nacido, mayor número de sinapsis se
establecen y se aumentan los canales sensoriales, lo que asegura
un efectivo desarrollo del menor.

Etapas del desarrollo
prenatal

  • Etapa germinal: Desde la fecundación hasta la segunda semana se
    distinguen dos capas de células idénticas; el
    ectodermo (formará uñas pelo, dientes,
    órganos sensoriales, la parte exterior de la piel, el SNC
    y la espina dorsal); el endodermo (formará el
    sistema
    digestivo, hígado, páncreas, glándulas
    salivales y el sistema
    respiratorio); el mesodermo (formará la parte
    interna de la piel, el esqueleto y los sistemas
    circulatorios y excretor).
  • Etapa embrionaria: Desde la segunda a octava semana de
    embarazo, en
    ella tienen lugar los principales sistemas de órganos y
    órganos del cuerpo
    humano. Se forman las primeras células óseas.
    Dentro de ella, aproximadamente a los 17 días, se han
    podido detectar sinapsis entre células nerviosas, al
    nivel de las cuales actúan neurotransmisores
    eléctricos y químicos.
  • Etapa fetal: Desde la octava semana hasta el nacimiento. La
    presencia de células óseas y otros elementos
    denotan la transformación del embrión en feto. El
    cuerpo crece alrededor de veinte veces su longitud, el feto es
    activo, responde a sonidos y vibraciones.

Al quinto mes la cantidad definitiva de neuronas del cerebro
está determinada. Continuará el crecimiento del
órgano solo por el aumento del tamaño del soma de
las células y sus conexiones (que aumentan
proporcionalmente según la estimulación que
reciben).

El axón crece en longitud y las dendritas se
multiplican formando una intrincada red de interconexiones,
susceptibles de aumentar según aumentan los mensajes
sensoriales. La estimulación sensorial afecta el
crecimiento de las células cerebrales. Alrededor de los
ocho meses de embarazo el cerebro duplica su peso y al
término del mismo alcanza el 25% del peso del cerebro del
adulto.

A los seis meses de nacido su cerebro pesa el 50% del peso del
adulto, el 70% al año de vida y a los tres años de
vida el 90%  del peso de su tamaño definitivo. El
mayor crecimiento del cerebro se realiza durante el primer
año de vida, lo que implica que la estimulación
aplicada durante este período tiene mayor impacto  en
el crecimiento cerebral que en  cualquier otra etapa de vida
del bebé.

De ahí que se ha podido comprobar en investigaciones
científicas que el SNC puede lograr la recuperación
total o parcial de ciertas funciones en
presencia de daño
estructural si la oferta de
estímulos es organizada y planificada (Barrera J,
[s.a].

Otras investigaciones de la Cornie Corporation encuentran
asociación significativa entre los grupos de edades
extremas  o adolescentes  de las madres  y la
presencia de prematuros, grado de escolaridad que aporta el nivel
cultural materno y los nacimientos prematuros, que no en su
totalidad aseguran un desarrollo normal. Las investigaciones
afirman que las lesiones del SNC se ponen de manifiesto desde los
primeros meses de vida.

Muchos de los movimientos y actividades del recién
nacido son reflejos o movimientos involuntarios: el bebé
no hace estos movimientos a propósito.  A medida que
el Sistema Nervioso
empieza a madurar, estos reflejos dan paso a comportamientos que
tienen un propósito determinado. Los reflejos son
permanentes cuando son duraderos a lo largo de la vida. Los del
neonato son temporales y la mayoría desaparecen entre el
3ro y 5to mes de vida, dentro de ellos se encuentran:

ADAPTATIVOS

  • Succión: Se produce rozando los labios con el seno,
    tetina o biberón y el bebé empieza a
    succionar.  Este reflejo comienza alrededor de la semana
    32 de embarazo hasta la 36. Es fundamental que esté
    sincronizado con el de deglución.
  • Deglución: Tragar automáticamente. Unido al
    anterior aseguran la supervivencia.
  • Búsqueda: Se obtiene al estimular con el dedo o
    biberón cerca de la comisura labial, lo que provoca el
    acercamiento de los labios al lugar estimulado.

LIGADOS A LA MOTRICIDAD

  • Prensión: Al acariciar la palma de la mano del
    bebé provoca que este cierre los dedos en un
    apretón. Dura aproximadamente hasta los dos meses y es
    más frecuente en bebés prematuros.
  • Natación: A partir de dos respuestas del
    niño.

             
-Simular nadar cuando se introduce en el agua
(externo).

          
   -Otro interno que permite que no se le
encharquen los pulmones bajo el agua (a
través de la actuación de la glotis).

  • Reptación: Se coloca boca abajo y con los pies
    apoyados en algo, el niño simula reptar, sin
    desplazamiento.
  • De marcha autónoma: Sujeto por las axilas, el
    niño toca el suelo y simula
    caminar alternando los pies.
  • De ascensión: Sujeto por las axilas, se coloca un
    obstáculo que toque la punta de los dedos de los pies y
    el niño simula subir el escalón.
  • Tónico asimétrico del cuello (de Magnus
    Klein) o tónico cervical: Se debe a un desbalance entre
    los hemisferios cerebrales que hace que en forma alterna
    predomine uno sobre otro.

Con el niño decúbito supino, al girar la cabeza
hacia un lado, extiende el brazo y la pierna para donde mira,
mientras el brazo y la pierna opuesta se flexionan en "
posición de esgrima". Según Enzo Duena (et al), en
el texto
Pediatría 5,  este reflejo persiste hasta los 3
ó 4 meses de vida.

  • El de enderezamiento de la cabeza: Se obtiene al incorporar
    al recién nacido por ambos brazos, estando
    decúbito supino, la cabeza queda hacia atrás,
    pero enseguida la yergue para caer hacia delante.
  • El espinal: Se da por la fricción paravertebral
    desde el coxis al cuello y en posición decúbito
    prono (sentado), pero estando el niño tranquilo, hace
    que incurve el tronco hacia el lado friccionado. Puede haber
    llanto y agitación.

AUTOPROTECTORES

·         El de
Moro (del abrazo  o del sobresalto): Se obtiene dando una
palmada fuerte o una sacudida brusca a la cuna, a lo que responde
con llanto, grito, moviendo los brazos en extensión
primero y después flexión, abriendo las manos,
así como flexión de los miembros inferiores con
fuerza.

Si en este acto se aprecia asimetría, puede ser un
importante indicador de parálisis, fractura,
luxación, desprendimiento epificiario. Desaparece
alrededor de los 5 meses. Su persistencia indica daño
cerebral.

·         De
paracaidista: Al sostenerlo boca abajo y simular caída, el
niño extiende los brazos.

OTROS REFLEJOS

·         El de
Babinsky o cutáneo plantar: Se obtiene frotando el pie de
atrás hacia delante con un objeto romo (goma del
lápiz por ejemplo), el niño responde con el
despliegue en abanico de los dedos del pie, excepto el gordo que
reacciona con extensión dorsal (se dobla hacia la parte
superior).

Este reflejo es normal hasta aproximadamente los dos
años de edad.

·        
Cutáneo abdominal: En los reflejos osteotendinosos (como
el rotuliano), la respuesta del recién nacido puede ser
una hiper o hiporreflexia, pero deben encontrarse
proporcionalmente. Su asimetría indica
patología.

La presencia de signos
anormales y en especial entre estos reflejos es de significativa
importancia, no solo para el especialista que interactúa
con el niño, sino sobre todo para que la familia sea
la principal observadora del pequeño.

 De esta forma se pueden considerar  valiosos los
criterios que aporta el Dr. Luis Pérez Álvarez en "
El curso de desarrollo en el primer año de vida", 2003, en
http://wwwcadenagramonte.cubaweb.cu al referir
algunos signos de alarma durante el primer año de vida.
Entre ellos se pueden referir los siguientes:

Signos de alarma durante
el primer trimestre

-         
Alteraciones del reflejo de succión, chupa con poca
fuerza, se atraganta con frecuencia, tose mientras se alimenta,
se alimenta con lentitud.

-          No
parpadea ante la luz
brillante.

-          Llanto
anormal, ya sea de frecuencia exagerada o de tono anormal, muy
irritable, llora con facilidad, sobre todo de noche.

-         
Convulsiones de cualquier tipo.

-          No
fija la vista en objetos ni los sigue cuando se mueven de un lado
a otro.

-         
Durante el trimestre se mantiene muy rígido con predominio
del tono flexor y la postura fetal.

-          Poca
movilidad de los brazos y las piernas, siempre está muy
tranquilo, casi no se mueve.

-          Los
brazos y las piernas muy blanditos, fláccidos,
hipotónicos.

-          No
reacciona ante ruidos fuertes, no responde a la voz de la
mamá, no le llama la atención el sonido de la
maruga.

-         
Anormal persistencia de la actividad refleja primaria, que se
puede exacerbar como: manos constantemente empuñadas,
hiper-extensión de la cabeza ante un estímulo,
reflejo del moro anormalmente exaltado, reflejo tónico
asimétrico del cuello fácilmente demostrable al
lateralizar el cuello.

-          Al
final del trimestre hay falta del control del
cuello, la cabeza cae y no puede sostenerla cuando lo mantenemos
en la posición de sentado, con frecuencia ni siquiera
intenta levantarla.

-         
 Presencia de asimetrías funcionales de los brazos y
piernas en el caso de Parálisis Braquial
Obstétrica, evidente desde el momento del nacimiento al
desencadenar el reflejo del moro.

-          Al
final del trimestre no se sonríe ni responde al contacto
con la mamá.

-         
Aparecen movimientos anormales de los ojos como el nistagmo.

-          Pobre
respuesta a los estímulos táctiles.

-         
Presencia de movimientos anormales de las extremidades, o de una
postura anormal en el decúbito, generalmente
relacionada  con una alteración del tono.

Signos de alarma
durante el segundo trimestre

-  La alteración del  tono muscular, tanto si
se incrementa dando la impresión de un niño
rígido con poca movilidad, o si por el contrario se
produce una severa hipotonía que determina un niño
muy blandito con hiperlaxitud articular.

-          La
falta de control del cuello o de adquisición de
habilidades motoras propias de la etapa como sentarse, darse
vuelta en la cama.

-          Pobre
desarrollo de la función manual, no hace
por coger objetos con la mano, ni se lleva las cosas a la boca, o
bien existe asimetría funcional, solo coge con una mano y
la otra casi no la usa.

-          No
sigue objetos con la vista, no responde al ver a la mamá u
otra persona conocida,
no se sonríe.

-          No
reacciona ante los ruidos, no emite sonidos ni balbucea.

-          Se
mantiene como si estuviera ausente, no responde a las
modificaciones en el  medio que le rodea, a la llegada de
personas, a las palabras de cariño.

-         
Persisten o están exaltados los reflejos que debían
haber desaparecido.

Signos de
alarma durante el tercer trimestre

-          Pobre
desarrollo motor,
caracterizado generalmente por poco control, no asume la
posición de sentado ni con ayuda, movimientos voluntarios
torpes, mal coordinados, con la presencia en ocasiones de
movimientos asociados anormales.

-         
Actividad refleja anormal.

-         
Aumento del tono muscular.

-          Pobre
socialización, no se interesa en el medio que le rodea,
las cosas no le llaman la atención, no se interesa por los
juguetes.

-          No
responde a los sonidos.

-          Pobre
respuesta a estímulos visuales.

-          Con
ayuda no sostiene el peso de su cuerpo sobre sus pies.

-         
Asimetría funcional de un hemicuerpo: una mano más
torpe que la otra, menos movilidad de un movimiento con
relación al otro.

-          No
emite sonidos.

Signos de
alarma durante el cuarto trimestre

-         
Alteraciones correspondientes del tono, la reflectividad, o la
adquisición de habilidades motoras correspondiente a la
etapa o etapas anteriores. Debe ser objeto de preocupación
si el niño no se sienta solo, no se arrastra, no se
para.

-          Si no
responde de forma diferente ante la presencia de extraños
en su entorno familiar.

-          Si no
emite sonidos o palabras.

-          Si no
responde a ruidos o a la voz de la mamá.

La presencia inicial de un desarrollo sano no implica su
inexorable continuidad, ya que el crecimiento cerebral puede
divergir, alterarse y manifestar atipicidades. Esto exige la
exploración y vigilancia continua de la maduración
del niño, evaluando su adaptación a las exigencias
del medio externo y evaluar que su desarrollo psicológico
tenga proximidad al curso esperado según la etapa del
desarrollo que transita.

Neutralizar cualquier influencia nociva, encauzar un
comportamiento atípico oportunamente, no solo es tarea
permanente desde la atención primaria de salud, sino que es meta
pendiente por los servicios de
educación
y tarea obligada de la familia como
primera agencia socializadora de los pequeños.

La eficacia de la
prevención depende del momento en que se inician las
labores preventivas, no solo dirigidas al niño, sino desde
la preparación de la familia en función de
neutralizar los daños que puedan ser ocasionados al
menor.

Conclusiones

Constituye una necesidad el hecho de que la familia  se
prepare en función de la actuación preventiva en
relación con su descendencia, a partir de su rol
protagónico como previsora de la evolución del desarrollo del niño(a)
y responsable de su tratamiento oportuno. Es vital que ella
obtenga los recursos y mecanismos de previsión, diagnóstico y evaluación
del desarrollo normal o atípico del recién nacido;
a partir de ahí se impone un cambio
sustancial en la concepción de la educación
familiar  mediante la atención educativa primaria, en
aras de la objetividad de las acciones preventivas.

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Autor:

MSc. Flor Virtudes Palomino Arceo

Profesora auxiliar.

MSc. Luis Enrique Labrada Estrada

Profesor asistente.

[1] Pérez, L; el curso
del desarrollo en el primer año de vida, 2003. En
http://wwwcdenagramonte.cubawep.cu/proyectoesperanza/articulos/desarrollo_segundo_tercer_año_vida.htm

[2] Idem.

[3] V Yadesco, F A. Sojin.
Pedagogía Preescolar.1990. Pág. 34.

[4] G  Labarrere, G
Baldivia. Pedagogía. 1988. Pág. 166.

Partes: 1, 2
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